miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo 8

El guión y los medios.
Algunas notas sobre el diálogo.

Al comienzo del curso comentamos que en estos breves meses íbamos a tratar establecer las bases generales del guión. La mayoría de los cursos de esta materia se aplican al guión de cine, que es sobre el que más se ha teorizado. Sin embargo, mi idea es que lo que aquí se expone se pueda aplicar para cualquier medio. El objetivo es aprender a contar una historia de ficción para ser representada en un medio de comunicación.
En este momento, cada estudiante debería tener ya su escaleta, es decir, el boceto de su guión. Ya sabe qué va a contar y eso es fundamental. ¿Pero para qué medio va a ser su guión? Es importante aclarar que el medio va a determinar también cómo se presenta una historia, así que seguramente tendremos que hacer ajustes sobre nuestra escaleta. O que tal vez no podamos escribir la escaleta sin tener claro para qué medio vamos a escribir. Entonces tendremos que retroceder un paso y escribir la escaleta después de definir para qué medio queremos escribir. Sin embargo, metodológicamente tenemos que ir presentando un tema por vez, aunque a veces resulta imprescindible comprender uno para explicar el otro.
Cualquier historia se puede contar de diferentes maneras, con diferentes lenguajes según el medio para el que vaya dirigida. Resulta evidente y, sin embargo, es importante señalarlo. Por poner un ejemplo, La cenicienta se ha adaptado a cine muchas veces, con actores y como caricatura; a televisión, apegándose al cuento pero también como telenovela; como ballet; en teatro, etc. En cada una de estas versiones se emplea el lenguaje apropiado para el medio en el que se quiera realizar.
Por eso resulta importante, antes de seguir adelante, hacer una reflexión acerca de qué significa escribir para cada uno de los diferentes medios: cine, televisión o radio. Podríamos incluir teatro, ópera, performance, ya que en todos estos casos se requiere un guión. Sin embargo, debido a las características de la carrera de comunicación, nos avocaremos a estos tres medios aunque podríamos hacerlo extensivo a otras artes, sólo teniendo presente las características de cada lenguaje.
Hago una puntualización más. Cada uno de estos medios requiere un formato especial que veremos en clase. Surgen siempre muchas dudas en este sentido y creo que resulta más eficiente explicarlo de manera presencial.
En los correspondientes trimestres, el alumno profundizará en cada medio. Sin embargo, considero importante que tenga la libertada de escoger en este momento para qué medio quiere escribir, con cual se siente más identificado. Creo que esto hará la experiencia más motivante y se involucrará más en ella. Ya habrá tiempo para profundizar.


Radio
Al corresponder este taller al módulo de radio de la licenciatura en Comunicación Social, es el medio con el que más contacto ha estado el alumno. Sin embargo, no está de más hacer algunas puntualizaciones.
Este medio se caracteriza por su instantaneidad (Vilar, 28) ya que su enunciación se produce en el presente, lo que le permite insertarse en la vida cotidiana del usuario. Comparte esta característica con la televisión y ambos medios son los que tienen mayor audiencia.
Escribir para radio es escribir para un medio en el que vamos a contar con la música, la voz, los efectos y el silencio. Estos elementos permiten conformar imágenes sonoras, ya sea en vivo o grabadas (Vilar, 1998:28). En los espacios dramáticos, que son los que nos ocupan en este momento, se aprovechan todos los recursos de este medio y se llega a crear una verdadera “arquitectura sonora” (González I Monge, 1989:76) que se completa con la imaginación del auditorio.
Como dice González I Monge
estos condicionantes hicieron pensar (…) que la ortografía radiofónica tenía similitudes con la cinematográfica (de hecho se trataría de dos hijos evolucionados de la especie teatral) y así adaptaron aspectos de aquella técnica a ésta como los planos, las secuencias, los fundidos, los flash-back, los secretos del montaje, etc (1989:76)
Es importante señalar también que la radio permite mucho más que los otros medios una estructura narrativa, ya que en ella el papel de la voz como elemento conductor es decisivo. Incluso, sirve de enlace y hace explícitas con palabras situaciones que podrían explicarse con una sola imagen. Tanto es así, que su discurso continuo hace innecesaria la división en escenas. Las escenas existen pero fluyen una detrás de otra, sin establecer rompimientos.
Es un medio que proporciona gran libertad, económico, ágil y divertido.
Durante muchos años era la radio la que permitía acceder a los hogares con guiones de ficción que cautivaban al público. En México, las radionovelas tuvieron un fuerte arraigo. Sin embargo, la llegada de la televisión la fue desplazando y hoy se han reducido enormemente. Sin embargo, sigue siendo un medio de gran alcance. Y hoy surgen nuevas opciones como los audio libros o las estaciones que transmiten vía Internet.

Televisión:
Dice Forero que para escribir televisión hay que ser un integrado (2002: 11) que según ella apunta, es para Umberto Eco aquel que “defiende la televisión como medio de comunicación y entretenimiento” en contraposición con los apocalípticos que la rechazan por reaccionaria e intrascendente. Se podría discutir mucho sobre esto pero no es éste el momento de hacerlo. La televisión existe y hay que pensar cómo escribir para ella. Tampoco resulta nada despreciable en relación al alcance que tiene y su audiencia.
El lenguaje que utiliza la televisión es el mismo que el del cine, sin embargo, no hay que olvidar que el tamaño de la pantalla es muy pequeño. Como señalamos arriba, la televisión se “mete” en la vida de la familia y de allí su gran influencia.
A diferencia del cine, sus historias no suelen ser individuales, a excepción de los programas unitarios. A grandes rasgos, los programas de ficción pueden clasificarse en (Forero, 2002: 29):
Unitarios: Es una historia que se resuelve en un solo capítulo, como si fuera una obra de teatro. Dura entre 45 y 50 minutos, el resto del tiempo es para comerciales. Abordan diferentes temáticas.
Miniseries: se transmiten una vez por semana. Suelen durar una hora y en general constan de trece capítulos, tres meses al aire, aunque esto puede variar.
Series: Duran también una hora y se transmiten una vez por semana. No tienen una duración limitada y sus capítulos se agrupan en temporadas. Su permanencia depende del rating.
Telenovela: dura media hora o una hora diaria y su eje temático son los amores contrariados.

Cine:
Al cine se le llama también el séptimo arte. Por supuesto que existen muchos tipos de películas pero existe un cine que se acerca a la poesía, que pretende ser una metáfora de la realidad. Como dice Tarkowsly, el cine “posee un poder interno concentrado en la imagen y se transmite al público en forma de sentimientos que crean tensión como respuesta directa a la lógica narrativa del autor” (Tarkovsky, 1993: 23)
La imagen es el elemento narrativo básico en este medio. Pudo existir cine mudo, pero no cine sin imágenes. Eso resulta muy claro visto de esa manera. Por supuesto que resulta inconcebible sin sonido en la actualidad, o sin diálogos, pero su esencia está en la imagen. Con las imágenes, el sonido y el diálogo se cuentan las historias y se hacen los guiones.
El cine fue el primer medio audiovisual que se utilizó para contar historias. En sus orígenes estas historias eran tan sencillas que no requerían de guión. En la medida en la que se fue haciendo más complejo aquello que se iba a narrar fue necesario escribirlo antes de llevarlo a la práctica. Fue David Griffith quien acuñó el término de guión y le dio existencia a este quehacer.
El alumno se avocará a comprender qué es el cine en el siguiente semestre, sin embargo, valga esta breve descripción de lo que es el lenguaje cinematográfico para que pueda abordar la escritura de un guión de cortometraje para cine, si así lo desea.
Éste, como todo lenguaje, (Semiosis y lenguaje cinematográfico - Monografias.com) debe tener una gramática: la gramática fílmica, y con ella, un conjunto de reglas para manejarla; además, como el término denota los niveles del análisis lingüístico, de allí surge el desglose de sus gramemas.

El primer nivel que estudiaremos es el nivel morfológico. En él se encuentran las unidades mínimas formales llamadas morfemas cinematográficos y, en éstos morfemas, sólo existe la forma visual carente de sentido estético tales como fotogramas, encuadres o figuras que nos denotan las unidades mínimas de sentido.

En el segundo nivel, los morfemas cinematográficos (fotogramas, encuadres, etc.), se articulan entre sí dando origen a las unidades mínimas de sentido estético. A este segundo nivel del lenguaje cinematográfico que nos representa a su vez el primer nivel de la estética del filme, se le conoce como el nivel de los motivos.

En el tercer nivel, estos motivos se conjugan en escenas y secuencias a fin de formar las unidades sintácticas (las que construyen los grandes bloques de significado), las cuales no son más que las grandes unidades de significación. Este es el nivel sintáctico, el espacio donde encontramos la médula del filme, es decir, la estructura narrativa, las escenas, secuencias, los recursos del montaje, etc.

Finalmente, tenemos al cuarto nivel conocido como el nivel textual. En este nivel se contempla al filme como unidad global, se observa como un todo formado por el conjunto de las unidades parciales a él subordinadas; este es el nivel que da verdadera coherencia al significado estético de la obra fílmica.

Repartidos en estos cuatro niveles podemos encontrar al plano, la escena y la secuencia como elementos del lenguaje cinematográfico, de la gramática fílmica. Otros elementos fundamentales de su lenguaje son el tiempo, el sonido y el color.

Otra característica del cine es que habitualmente las historias, a diferencia de la mayoría de los formatos televisivos, ocurren en una sola entrega y se estructuran sus guiones por escenas.

Escritura del guión

En este momento es cuando empezamos a soñar despiertos con nuestro guión, a ver a los personajes entrar y salir, amar, sufrir, ganar, perder. Ya tenemos todos los elementos en nuestra mano. Sólo tenemos que dejar que los personajes cobren vida propia. Es ahora cuando realmente van a comenzar a hablar.

Es un momento muy emocionante en el que cobra vida la historia que hemos estado alimentando durante ya algunos meses. No es que sea sencillo comenzar a escribir pero tenemos la certeza de lo que queremos hacer. Aunque es necesario aclarar que tal vez surjan sorpresas, que los personajes se nos salgan de las manos y tomen decisiones propias. Si eso ocurre, es maravilloso. Creo que eso es a lo que se le llama normalmente inspiración. Si no sucede, sigan su plan de trabajo con disciplina, compromiso y amor. Llegarán al final.

Con la escaleta a la mano vamos a desarrollar escena por escena, según el medio para el que estemos escribiendo. En ellas vamos a incluir tanto el diálogo como las acotaciones de actuación o indicaciones técnicas. Las boyas son los puntos argumentales que nos van a permitir saber adónde nos dirigimos.

Notas sobre el diálogo

El diálogo es crucial en un guión, sin embargo, no es sencillo escribirlo. Dijimos que los recordamos por sus escenas, pero también por sus diálogos. “Ser o no ser, ese es el dilema” o “Bond, James Bond”, o “Ahí está el detalle” o tantos otros.

Dice Syd Field (1986: 132) que el diálogo cumple las siguientes funciones:

- Contribuye a que el relato avance.
- Sirve para comunicarle información al espectador.
- Revela el carácter del personaje.
- Establece relaciones entre los personajes.
- Revela las condiciones emocionales de los personajes.
- Comenta la acción.

El diálogo es parte del personaje, sirve para mostrarnos quien es. Es lo que quiere decir el personaje, pero también lo que calla, lo que disimula lo que miente. En teatro se habla mucho del subtexto. Debajo del texto hay que leer las intenciones reales del personaje. Cuántas veces, en la vida real, no queremos decir algo que nos importa y, en lugar de eso, decimos puras cosas intrascendentes. Pero el diálogo dramático “debe tener el aroma del habla cotidiana pero un contenido superior al normal” (McKee, 2011: 462)

Señala también McKee (2011) que el diálogo “debe decir lo máximo con el menor número de palabras posibles”.

Pero no debemos olvidar que también debe cumplir una función dramática, va de la mano de la acción. En este sentido, es necesario que tenga un objetivo en relación a la escena.

Es también diferente según el medio. El teatro permite un diálogo más desarrollado ya que una parte importante de la atención del espectador está en él. En cambio, en el cine su atención está sobre todo en lo visual, eso hace que el cine exija poco diálogo, de frases cortas y lenguaje sencillo (McKee, 2011). En radio, obviamente, lo que digan los personajes es fundamental, pero tampoco podemos desdeñar la acción.

El diálogo no exige frases completas, puede estar constituido sólo por interjecciones, faltar un nombre o un verbo.

McKee (2011) recomienda leer los diálogos en voz alta para evitar las aliteraciones, rimas involuntarias o los trabalenguas y también para sentir su fluidez. Aconseja también evitar lo especialmente académico y literario. Opina que en el cine no existen los monólogos y que lo que debe prevalecer es la acción y reacción.

Por último, McKee dice (2011: 468) que lo mejor “para escribir un diálogo cinematográfico es no escribirlo. No debemos escribir una frase de diálogo si somos capaces de crear una expresión visual que lo sustituya”. Esto resulta muy inquietante pero totalmente cierto, las palabras deben surgir cuando ya no hay nada que las sustituya. La imagen debe ser siempre la primera opción.






























































































































































































































































































































































































































Capítulo 8
El guión y los medios.
Algunas notas sobre el diálogo.
Al comienzo del curso comentamos que en estos breves meses íbamos a tratar establecer las bases generales del guión. La mayoría de los cursos de esta materia se aplican al guión de cine, que es sobre el que más se ha teorizado. Sin embargo, mi idea es que lo que aquí se expone se pueda aplicar para cualquier medio. El objetivo es aprender a contar una historia de ficción para ser representada en un medio de comunicación.
En este momento, cada estudiante debería tener ya su escaleta, es decir, el boceto de su guión. Ya sabe qué va a contar y eso es fundamental. ¿Pero para qué medio va a ser su guión? Es importante aclarar que el medio va a determinar también cómo se presenta una historia, así que seguramente tendremos que hacer ajustes sobre nuestra escaleta. O que tal vez no podamos escribir la escaleta sin tener claro para qué medio vamos a escribir. Entonces tendremos que retroceder un paso y escribir la escaleta después de definir para qué medio queremos escribir. Sin embargo, metodológicamente tenemos que ir presentando un tema por vez, aunque a veces resulta imprescindible comprender uno para explicar el otro.
Cualquier historia se puede contar de diferentes maneras, con diferentes lenguajes según el medio para el que vaya dirigida. Resulta evidente y, sin embargo, es importante señalarlo. Por poner un ejemplo, La cenicienta se ha adaptado a cine muchas veces, con actores y como caricatura; a televisión, apegándose al cuento pero también como telenovela; como ballet; en teatro, etc. En cada una de estas versiones se emplea el lenguaje apropiado para el medio en el que se quiera realizar.
Por eso resulta importante, antes de seguir adelante, hacer una reflexión acerca de qué significa escribir para cada uno de los diferentes medios: cine, televisión o radio. Podríamos incluir teatro, ópera, performance, ya que en todos estos casos se requiere un guión. Sin embargo, debido a las características de la carrera de comunicación, nos avocaremos a estos tres medios aunque podríamos hacerlo extensivo a otras artes, sólo teniendo presente las características de cada lenguaje.
Hago una puntualización más. Cada uno de estos medios requiere un formato especial que veremos en clase. Surgen siempre muchas dudas en este sentido y creo que resulta más eficiente explicarlo de manera presencial.
En los correspondientes trimestres, el alumno profundizará en cada medio. Sin embargo, considero importante que tenga la libertada de escoger en este momento para qué medio quiere escribir, con cual se siente más identificado. Creo que esto hará la experiencia más motivante y se involucrará más en ella. Ya habrá tiempo para profundizar.


Radio
Al corresponder este taller al módulo de radio de la licenciatura en Comunicación Social, es el medio con el que más contacto ha estado el alumno. Sin embargo, no está de más hacer algunas puntualizaciones.
Este medio se caracteriza por su instantaneidad (Vilar, 28) ya que su enunciación se produce en el presente, lo que le permite insertarse en la vida cotidiana del usuario. Comparte esta característica con la televisión y ambos medios son los que tienen mayor audiencia.
Escribir para radio es escribir para un medio en el que vamos a contar con la música, la voz, los efectos y el silencio. Estos elementos permiten conformar imágenes sonoras, ya sea en vivo o grabadas (Vilar, 1998:28). En los espacios dramáticos, que son los que nos ocupan en este momento, se aprovechan todos los recursos de este medio y se llega a crear una verdadera “arquitectura sonora” (González I Monge, 1989:76) que se completa con la imaginación del auditorio.
Como dice González I Monge
estos condicionantes hicieron pensar (…) que la ortografía radiofónica tenía similitudes con la cinematográfica (de hecho se trataría de dos hijos evolucionados de la especie teatral) y así adaptaron aspectos de aquella técnica a ésta como los planos, las secuencias, los fundidos, los flash-back, los secretos del montaje, etc (1989:76)
Es importante señalar también que la radio permite mucho más que los otros medios una estructura narrativa, ya que en ella el papel de la voz como elemento conductor es decisivo. Incluso, sirve de enlace y hace explícitas con palabras situaciones que podrían explicarse con una sola imagen. Tanto es así, que su discurso continuo hace innecesaria la división en escenas. Las escenas existen pero fluyen una detrás de otra, sin establecer rompimientos.
Es un medio que proporciona gran libertad, económico, ágil y divertido.
Durante muchos años era la radio la que permitía acceder a los hogares con guiones de ficción que cautivaban al público. En México, las radionovelas tuvieron un fuerte arraigo. Sin embargo, la llegada de la televisión la fue desplazando y hoy se han reducido enormemente. Sin embargo, sigue siendo un medio de gran alcance. Y hoy surgen nuevas opciones como los audio libros o las estaciones que transmiten vía Internet.
Televisión:
Dice Forero que para escribir televisión hay que ser un integrado (2002: 11) que según ella apunta, es para Umberto Eco aquel que “defiende la televisión como medio de comunicación y entretenimiento” en contraposición con los apocalípticos que la rechazan por reaccionaria e intrascendente. Se podría discutir mucho sobre esto pero no es éste el momento de hacerlo. La televisión existe y hay que pensar cómo escribir para ella. Tampoco resulta nada despreciable en relación al alcance que tiene y su audiencia.
El lenguaje que utiliza la televisión es el mismo que el del cine, sin embargo, no hay que olvidar que el tamaño de la pantalla es muy pequeño. Como señalamos arriba, la televisión se “mete” en la vida de la familia y de allí su gran influencia.
A diferencia del cine, sus historias no suelen ser individuales, a excepción de los programas unitarios. A grandes rasgos, los programas de ficción pueden clasificarse en (Forero, 2002: 29):
Unitarios: Es una historia que se resuelve en un solo capítulo, como si fuera una obra de teatro. Dura entre 45 y 50 minutos, el resto del tiempo es para comerciales. Abordan diferentes temáticas.
Miniseries: se transmiten una vez por semana. Suelen durar una hora y en general constan de trece capítulos, tres meses al aire, aunque esto puede variar.
Series: Duran también una hora y se transmiten una vez por semana. No tienen una duración limitada y sus capítulos se agrupan en temporadas. Su permanencia depende del rating.
Telenovela: dura media hora o una hora diaria y su eje temático son los amores contrariados.
Cine:
Al cine se le llama también el séptimo arte. Por supuesto que existen muchos tipos de películas pero existe un cine que se acerca a la poesía, que pretende ser una metáfora de la realidad. Como dice Tarkowsly, el cine “posee un poder interno concentrado en la imagen y se transmite al público en forma de sentimientos que crean tensión como respuesta directa a la lógica narrativa del autor” (Tarkovsky, 1993: 23)
La imagen es el elemento narrativo básico en este medio. Pudo existir cine mudo, pero no cine sin imágenes. Eso resulta muy claro visto de esa manera. Por supuesto que resulta inconcebible sin sonido en la actualidad, o sin diálogos, pero su esencia está en la imagen. Con las imágenes, el sonido y el diálogo se cuentan las historias y se hacen los guiones.
El cine fue el primer medio audiovisual que se utilizó para contar historias. En sus orígenes estas historias eran tan sencillas que no requerían de guión. En la medida en la que se fue haciendo más complejo aquello que se iba a narrar fue necesario escribirlo antes de llevarlo a la práctica. Fue David Griffith quien acuñó el término de guión y le dio existencia a este quehacer.
El alumno se avocará a comprender qué es el cine en el siguiente semestre, sin embargo, valga esta breve descripción de lo que es el lenguaje cinematográfico para que pueda abordar la escritura de un guión de cortometraje para cine, si así lo desea.
Éste, como todo lenguaje, (Semiosis y lenguaje cinematográfico - Monografias.com) debe tener una gramática: la gramática fílmica, y con ella, un conjunto de reglas para manejarla; además, como el término denota los niveles del análisis lingüístico, de allí surge el desglose de sus gramemas.

El primer nivel que estudiaremos es el nivel morfológico. En él se encuentran las unidades mínimas formales llamadas morfemas cinematográficos y, en éstos morfemas, sólo existe la forma visual carente de sentido estético tales como fotogramas, encuadres o figuras que nos denotan las unidades mínimas de sentido.

En el segundo nivel, los morfemas cinematográficos (fotogramas, encuadres, etc.), se articulan entre sí dando origen a las unidades mínimas de sentido estético. A este segundo nivel del lenguaje cinematográfico que nos representa a su vez el primer nivel de la estética del filme, se le conoce como el nivel de los motivos.

En el tercer nivel, estos motivos se conjugan en escenas y secuencias a fin de formar las unidades sintácticas (las que construyen los grandes bloques de significado), las cuales no son más que las grandes unidades de significación. Este es el nivel sintáctico, el espacio donde encontramos la médula del filme, es decir, la estructura narrativa, las escenas, secuencias, los recursos del montaje, etc.

Finalmente, tenemos al cuarto nivel conocido como el nivel textual. En este nivel se contempla al filme como unidad global, se observa como un todo formado por el conjunto de las unidades parciales a él subordinadas; este es el nivel que da verdadera coherencia al significado estético de la obra fílmica.

Repartidos en estos cuatro niveles podemos encontrar al plano, la escena y la secuencia como elementos del lenguaje cinematográfico, de la gramática fílmica. Otros elementos fundamentales de su lenguaje son el tiempo, el sonido y el color.

Otra característica del cine es que habitualmente las historias, a diferencia de la mayoría de los formatos televisivos, ocurren en una sola entrega y se estructuran sus guiones por escenas.

Escritura del guión

En este momento es cuando empezamos a soñar despiertos con nuestro guión, a ver a los personajes entrar y salir, amar, sufrir, ganar, perder. Ya tenemos todos los elementos en nuestra mano. Sólo tenemos que dejar que los personajes cobren vida propia. Es ahora cuando realmente van a comenzar a hablar.

Es un momento muy emocionante en el que cobra vida la historia que hemos estado alimentando durante ya algunos meses. No es que sea sencillo comenzar a escribir pero tenemos la certeza de lo que queremos hacer. Aunque es necesario aclarar que tal vez surjan sorpresas, que los personajes se nos salgan de las manos y tomen decisiones propias. Si eso ocurre, es maravilloso. Creo que eso es a lo que se le llama normalmente inspiración. Si no sucede, sigan su plan de trabajo con disciplina, compromiso y amor. Llegarán al final.

Con la escaleta a la mano vamos a desarrollar escena por escena, según el medio para el que estemos escribiendo. En ellas vamos a incluir tanto el diálogo como las acotaciones de actuación o indicaciones técnicas. Las boyas son los puntos argumentales que nos van a permitir saber adónde nos dirigimos.
Notas sobre el diálogo

El diálogo es crucial en un guión, sin embargo, no es sencillo escribirlo. Dijimos que los recordamos por sus escenas, pero también por sus diálogos. “Ser o no ser, ese es el dilema” o “Bond, James Bond”, o “Ahí está el detalle” o tantos otros.

Dice Syd Field (1986: 132) que el diálogo cumple las siguientes funciones:

- Contribuye a que el relato avance.
- Sirve para comunicarle información al espectador.
- Revela el carácter del personaje.
- Establece relaciones entre los personajes.
- Revela las condiciones emocionales de los personajes.
- Comenta la acción.

El diálogo es parte del personaje, sirve para mostrarnos quien es. Es lo que quiere decir el personaje, pero también lo que calla, lo que disimula lo que miente. En teatro se habla mucho del subtexto. Debajo del texto hay que leer las intenciones reales del personaje. Cuántas veces, en la vida real, no queremos decir algo que nos importa y, en lugar de eso, decimos puras cosas intrascendentes. Pero el diálogo dramático “debe tener el aroma del habla cotidiana pero un contenido superior al normal” (McKee, 2011: 462)

Señala también McKee (2011) que el diálogo “debe decir lo máximo con el menor número de palabras posibles”.

Pero no debemos olvidar que también debe cumplir una función dramática, va de la mano de la acción. En este sentido, es necesario que tenga un objetivo en relación a la escena.

Es también diferente según el medio. El teatro permite un diálogo más desarrollado ya que una parte importante de la atención del espectador está en él. En cambio, en el cine su atención está sobre todo en lo visual, eso hace que el cine exija poco diálogo, de frases cortas y lenguaje sencillo (McKee, 2011). En radio, obviamente, lo que digan los personajes es fundamental, pero tampoco podemos desdeñar la acción.

El diálogo no exige frases completas, puede estar constituido sólo por interjecciones, faltar un nombre o un verbo.

McKee (2011) recomienda leer los diálogos en voz alta para evitar las aliteraciones, rimas involuntarias o los trabalenguas y también para sentir su fluidez. Aconseja también evitar lo especialmente académico y literario. Opina que en el cine no existen los monólogos y que lo que debe prevalecer es la acción y reacción.

Por último, McKee dice (2011: 468) que lo mejor “para escribir un diálogo cinematográfico es no escribirlo. No debemos escribir una frase de diálogo si somos capaces de crear una expresión visual que lo sustituya”. Esto resulta muy inquietante pero totalmente cierto, las palabras deben surgir cuando ya no hay nada que las sustituya. La imagen debe ser siempre la primera opción.

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