miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo 7. Finales y comienzos. Sinopsis. Escena. Secuencia. Escaleta.

Capítulo 7
Finales y comienzos.
Sinopsis
Escena. Secuencia.
Escaleta.
Antes de iniciar este capítulo, me parece importante comentar que, a estas alturas del curso, la clase se convierte en un laboratorio en el que cada estudiante platica su historia, se discute, se concluye. Es importante señalar que los guiones son material de trabajo colectivo y es, en ese sentido, vital que el alumno sepa escuchar opiniones y ser receptivo.
Los principios teóricos son sencillos de comprender, pero no siempre de aplicar. Lo que aquí desarrollo, lleva tres clases aproximadamente, por ello pondré un ejercicio para el final de cada tema, dando con ello por concluida una sesión.
Dijimos al principio de este curso que su objetivo era que cada estudiante escribiera un guión de ficción. A estas alturas tenemos ya importantes elementos para avocarnos a esa tarea: conocemos ya a nuestro personaje y sabemos el asunto de nuestra historia y algunos conocen ya la premisa. Parece poco pero es bastante.
Recordemos nuestro paradigma de estructura dramática y pensemos en el desarrollo de nuestra historia: presentación, nudo, desenlace. Después nos detendremos en estos aspectos, por lo pronto tengámoslo presente.
Finales y comienzos
¿Qué sigue ahora? Syd Field (1986) opina que en este momento debemos tener claro un momento fundamental en nuestra historia: el final. ¿Cómo termina nuestra historia? ¿Nuestro protagonista se casa y es feliz, o muere? ¿La situación del país cambia o todo sigue igual? Pero cómo termina nuestra historia, cuál es la imagen final a la que apunta como una flecha al blanco.
Muchas personas piensan que el final es lo último que se define. Syd Field declara enfáticamente que esto no es así, que, por el contrario, tener claro el final permite estructurar todo el guión. Por poner un ejemplo muy simple, digamos que yo quiero llegar a Veracruz para el cumpleaños de un amigo. Ese es mi objetivo. Puede ser que vaya en avión, en tren, de aventón o hasta caminando o en bicicleta, pero voy a llegar como sea. Es el mismo caso. El final dará un sentido a nuestra historia.
Y ya que tengamos el final nos será sencillo tener el comienzo. Toda historia es un ciclo que se cierra. ¿Dónde comienza? Muchas veces finales y comienzos están relacionados. Incluso puede ser la misma escena. Nosotros, como espectadores, comprendemos esta relación y decimos: -Ah, ya va a acabar. Y raramente nos equivocamos.
Ejercicio:
Piensa en el final de tu historia. ¿Es un final abierto o cerrado? ¿Por arriba o por abajo? ¿Qué te imaginas? Desarróllalo. Haz lo mismo para el principio.

La estructura
Si volvemos al razonamiento de Syd Field, tendríamos entonces en este momento: el final, el comienzo, el o los personajes principales, el asunto y, eventualmente, la premisa. Resulta fundamental que desarrollemos ahora la estructura dramática, concebida ésta como “un ordenamiento lineal de incidentes, episodios o hechos relacionados que conducen a una solución dramática” , tal como dijimos en nuestro capítulo 4.
Pues bien, pensemos entonces con total precisión en el ordenamiento lineal de nuestra historia, tal y como la queremos contar, y también en los momentos claves a los que nos hemos referido con anterioridad: principio, arranque de la acción, primer punto argumental, segundo punto argumental, clímax, anticlimax, desenlace.
Esto nos va a determinar entonces nuestros tres actos.
Recapitulemos:
En el primero, presentamos los antecedentes, conocemos donde arranca la acción y llegamos al primer punto argumental o de giro, momento “imprevisible pero inevitable” en el que la acción gira 180 grados y por el cual la historia toma un nuevo rumbo. El punto de giro plantea un problema que la historia debe resolver.
El segundo acto es el nudo de la historia. Es el más largo y complejo y en él que se desarrolla el conflicto. Termina en el segundo punto argumental. En su interior, localizamos otros momentos importantes a los que hacemos referencia por primera vez. Hay un punto intermedio llamado mitad que es un momento muy importante pero que no cambia el rumbo de la historia. Existen otros dos momentos, antes y después de la mitad, llamados ganchos que son dos escenas interesantes que van apuntalando nuestra historia.
Es importante entender aquí que sin tener claridad en cuanto a la estructura es imposible escribir el guión. No lo podremos escribir de una sentada y siguiendo un momento de inspiración. El guión es un como un mecanismo de relojería en el que todas las partes deben estar perfectamente articuladas. Hasta que no tengamos la estructura no escribiremos ni una línea. Es decir, regresamos al capítulo 4, tomamos nuevamente el paradigma de estructura que aplicamos en su momento a una obra de teatro o a una película pero ahora lo aplicamos a nuestro guión, a nuestra historia.
Sinopsis:
Posteriormente, procedemos a contar nuestra historia completa. Podemos entonces definir la sinopsis como un boceto detallado de la historia que se cuenta, en forma narrativa, en tiempo presente y en tercera persona. Tendremos, pues, tres actos. Utilizaremos para cada acto media cuartilla aproximadamente. Es decir, desarrollaremos nuestra historia en cuartilla y media.
La sinopsis cumple una doble función. Es una herramienta fundamental para el guionista que ya tendrá su historia desarrollada y es el guión en potencia. Por otro lado, es lo que se presenta a los productores para su aprobación o a otros posibles involucrados en el proyecto.
Ejercicio:
Piensa en tu historia. Sobre el paradigma, ve vaciando los puntos a los que hemos hecho referencia: arranque de la acción, primer punto argumental, primer gancho, mitad, segundo gancho, segundo punto argumenta, clímax, anticlímax, final.
Escribe la sinopsis de tu guión, respetando las características arriba señaladas.

La escena:
Antes de seguir adelante es importante detenernos en la escena ya que a partir de este momento, pensaremos el guión de acuerdo a cómo se suceden las escenas.
La escena es la partícula esencial de la que está constituido un guión. Como dice McKee “ una escena es una historia en miniatura” y agrega que es “una acción que se produce a través de un conflicto en una unidad de continuidad temporal y espacial que cambia el signo del valor con que está cargada la situación de la vida de un personaje. (2011: 282).
Un guión son escenas, una tras otra, hasta llegar al final así de simple. Es nuestra unidad básica, así como el átomo es la unidad básica de la materia.
La escena es donde ocurren las cosas. Así como la estructura dramática, está constituida por personajes, acción, lugar y tiempo. En cada escena que escribamos tenemos que tener perfectamente claros estos cuatro elementos. ¿Qué va a determinar el cambio de escena? Una escena ocurre en una unidad de tiempo, si cambia el tiempo cambia la escena. Y si tenemos que cambiar de lugar y mudarnos con todos los bártulos a otra parte, también hay un cambio de escena.
Cada escena supone una unidad de acción en relación al conflicto. En este sentido, el personaje tendrá siempre dos objetivos, uno será el objetivo particular de esa escena y el otro estará relacionado con su objetivo fundamental, su super objetivo (Stanislawsky, 1985). Es decir, el personaje quiere resolver algo fundamental en relación a esa escena en particular pero esto debe estar relacionado con la historia como totalidad.
Existen dos tipos de escenas, tal como dice Hugo Argüelles, altas y bajas, es decir, de acción o psicológicas. Dependiendo el balance que haya entre unas y otras, será el tipo de historia que tengamos. Difícilmente podremos escribir un guión donde sólo exista un tipo de escena.
Dice Syd Field (1986:80) que los guiones son escenas, ellas son lo que recordamos de una historia. Si pensamos en Psicosis qué escena recordamos. Nadie dudará en decir que la escena de la regadera. O en Carry, o en ET. Y así podríamos seguir, cada película, obra de teatro o programa de televisión los recordamos por momentos específicos y esos momentos ocurren al interior de las escenas.
Las escenas no deben tener una duración determinada, son tan largas o tan cortas como queramos. También son las escenas las que van a marcar el ritmo. Cuando el ritmo es lento, en general, las escenas son largas. Cuando es rápido, las escenas son vertiginosas. También el suspenso se logra según la disposición de las escenas Por ejemplo, cuando quedan interrumpidas y son intercaladas por otras que cuentan una historia paralela y queremos que la historia regrese al punto anterior.
Como podemos ver, las escenas son las piezas de nuestro rompecabezas. En cada una de ellas el personaje va a sufrir un pequeño cambio o un gran cambio. Si se produce un gran cambio significa que en esa escena ocurre el punto de giro. Pero siempre debe ocurrir un cambio. Las escenas nunca deben servir sólo de paso o para aumentar el volumen del guión.
Algo también fundamental de lo que habla Syd Field es que cada escena debe hacer avanzar la acción, si no lo hace la retrasa y si la retrasa la historia pierde interés.
Secuencia
Muchas veces se utiliza la palabra secuencia como sinónimo de escena. Pero también puede utilizarse en otro sentido. Una secuencia es un conjunto de escenas relacionadas entre sí por un tema común. Así tendremos la secuencia de la boda, o del funeral. O del picnic. En ella, los personajes van y vienen, les suceden diferentes cosas en cada escena pero existe una idea común que las cohesiona.
Según Syd Field (1986: 62), el guión es un sistema y las secuencias son el esqueleto que le da cohesión a todo lo demás. Cada secuencia, a su vez, tendrá un comienzo, un desarrollo y un final.
Escaleta
Ha llegado la hora de escribir la escaleta que, como dice Forero, es “un bosquejo, una planificación, escena por escena de un guión” (2002: 45). Como ella misma también dice, se puede escribir un guión sin una escaleta, pero es como construir una casa sin un plano. No es que no se pueda hacer pero, sin duda, no es lo más conveniente. Probablemente a nuestra casa le falten cuartos, o la altura sea insuficiente, o nos quede oscura por falta de ventanas.

Syd Field (1986) propone el uso de tarjetas y, para él, este método es fenomenal. Dice que hay que anotar en cada tarjeta la idea base de cada escena. Volvamos a los elementos de la estructura dramática: personajes, acción, lugar y tiempo. Eso anotaremos en cada tarjeta: los personajes que intervienen, qué hacen (en forma muy escueta), el lugar y el tiempo (noche, día). Una aclaración, al decir qué hacen los personajes nos referimos a cuál es su objetivo en cada escena, no las acciones físicas que realizan. Éstas últimas serán una decisión del director. Así contaremos nuestra historia de principio a fin, escena por escena.
Esto se podría hacer a renglón seguido, en una o varias hojas, pero Syd Field opina que es mejor hacerlo con las tarjetas ya que “se pueden ordenar las escenas de cualquier forma que se desee, reagruparlas, añadirles cualquier cosa, omitir algunas” ( 1986: 123). Ya que las tengamos, las desplegamos sobre una mesa, volvemos a contar nuestra historia y es como si tuviéramos enfrente una radiografía. Vemos con claridad qué escenas hacen avanzar la historia y cuáles la retrasan y actuar en consecuencia.
Existen otras formas de hacer escaletas. Se puede hacer un tratamiento que es un relato en tercera persona, detallado, escena por escena de lo que va ocurriendo, que puede incluso utilizar algunos diálogos o, muy someramente, planos de cámara.
Cómo desarrollemos la escaleta va a depender de la función que se le quiera dar. En general, será una herramienta para el escritor, pero también puede ser para el maestro o los compañeros. O también para un director o un productor. De ello dependerá el mayor o menor detalle que contenga para hacer comprensible la historia.
Ejercicio
En tarjetas bibliográficas, desarrolla tu historia escena por escena. Incluye en cada una personajes, acción, lugar y tiempo. Después, despliégalas sobre una superficie plana y revisa críticamente tu historia. Agrega o quita escenas, según lo consideres conveniente.
O, si lo prefieres, escribe el tratamiento de tu guión, en los términos arriba especificados.

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