miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo 6. El personaje.

Capítulo 6
El personaje
Crear un personaje es apasionante. Es un ser que de alguna manera –como señala Ana María Forero (2006)- el autor está dando a luz y que a veces, incluso, toma vida propia. Y que, aunque parezca inverosímil, puede llegar a decidir cuál es su destino. El personaje es el alma del guión. Es quien conduce la historia que se cuenta. Es a quien le pasan las cosas. Sin personaje no hay nada.
En la Poética –sigo citando a Forero (2006: 82)- Aristóteles dice que son los personajes quienes desarrollan la trama Y estamos ante un buen personaje cuando tiene ciertas características que son:
Bueno: no es que sea bueno o malo sino que actúe según su naturaleza. El bueno actúa bien y el malo, mal.
Adecuado: para Aristóteles, el rey debe comportarse como rey y el esclavo, como esclavo.
Semejante: que el público sea capaz de identificarse con él porque de alguna manera le resulta cercano..
Constante: su comportamiento debe ser coherente; los cambios, graduales. Eso no quiere decir que no cambie, pero no puede ser errático.
Hay cuatro maneras de mostrar un carácter: por lo que dice, por lo que hace, por lo que los otros dicen de él y por su aspecto.
Jerarquización:
Argüelles dice que para conocer mejor a los personajes, es necesario jerarquizarlos.
Para Edgar Ceballos (1998), cada personaje debe cumplir una función, si no lo hace sólo entorpece el desarrollo de la historia, por más interesante que ésta sea. Es importante que tenga un lugar propio y contribuya a construir el texto. Si pensamos en la función que cumple cada personaje, los podemos clasificar en:
Protagonista: sufre o conduce la acción que representa la tesis del autor. Proporciona el conflicto principal y debe ser lo suficientemente interesante como para mantener la atención del espectador. Conduce la obra. Es el personaje principal y la historia que se cuenta es la suya. Es con quien se identifica el público. (Ceballos, 1998: 204)
En una obra realista, el protagonista sufre una transformación a lo largo de la historia. No es el mismo el que inicia que el que acaba. El Edipo del inicio de la trilogía, orgulloso y ambicioso, no es el mismo anciano ciego que lamenta su comportamiento pasado. Se transformó. Según Aristóteles, el cambio se da a través de la anagnórisis, de la que ya hemos hablado.
En las obras no realistas, el protagonista generalmente es positivo. Será bueno de principio a fin, pese a todos los obstáculos que encuentre en su camino.
Agrega Ceballos que:
su dimensión viene dada no sólo por sus cualidades subjetivas, sino por la magnitud del peligro de sucumbir en manos de su antagonista. (Ceballos, 1998: 206)
Antagonista: es lo contrario, en tanto que la premisa. Puede sufrir o conducir la acción y va en contra de la tesis del autor. Por otro lado, el protagonista no puede existir sin el antagonista. Es quien suscita el conflicto. Puede ser un ser humano, pero también puede ser un elemento de la naturaleza (tormenta, terremoto, naufragio, etc) o una fuerza interior del personaje (un vicio, una enfermedad, etc). Es una persona, elemento o poder que impiden al personaje principal alcanzar su objetivo. Muchas veces, este elemento o poder es representado por un personaje en forma humana.
Así como dijimos del protagonista, cuando la historia es realista, el antagonista tiene sus motivos para actuar como lo hace, no existe el personaje del “malo”, y al final comprenderá lo ocurrido. En cambio, en los textos no realistas, el antagonista acaba destruido de alguna forma: muerto, loco, en la cárcel o suicida. No tiene posibilidad de cambiar. El malo siempre es malo.
Personaje elemento de juicio o personaje razonador: emite juicios, representa la premisa y ayuda a que ésta quede clara. De esta manera, la obra adquiere profundidad, por contraste con el protagonista. Son, frecuentemente, personajes temáticos. Para ponerlo en un claro ejemplo, podemos mencionar a Pepe Grillo.
Pivote: opera en nombre del bien. A veces apoya al protagonista, a veces al antagonista. Es bien intencionado. Ejemplo: la nodriza de Romeo y Julieta.
Catalizador: acelera la acción y precipita el conflicto. Puede también proporcionar información o provocar un suceso que mueva al protagonista a actuar. (Ceballos, 1998). Hace que la obra concluya más rápido. La señora Linde, en Casa de muñecas, cumple esa función.
No es necesario que en una obra estén estos cinco personajes ya que, más bien, son como fuerzas que juegan al interior de la historia. Pueden estar contenidas en un solo personaje inclusive o en varios o, incluso, ir variando de función .
También los personajes se pueden agrupar en bloques ya que, además del protagonista, puede haber personajes que estén reforzándolo y que se ubiquen dentro del bloque protagónico; sirven en muchos casos para clarificar quién es el protagonista. Dentro de éstos, podemos mencionar como ejemplo a la clásica confidente. También el bloque antagónico puede estar integrado por varios personajes.
La creación del personaje
En este momento del proceso, voy a seguir a Syd Field (1986). Él apunta que una historia se crea a partir de una idea o de un personaje. Es decir, yo puedo querer contar una historia a partir de una acción que me resulte interesante, la que sea: el robo de un banco, una reunión de amigos de la preparatoria, el hundimiento de un barco, etc.
La otra opción es crear el personaje como tal y partir de él, de un segmento de su biografía elaborar un guión. Syd Field (Field, 1986: 12) dice que, para ello, antes que nada debemos saber quién es el protagonista., es decir quién es el que lleva la acción. Si analizamos con detenimiento una historia en la que intervienen varios personajes, en general, nos daremos cuenta que hay uno en particular que es el motor de la historia.
Él reconoce que hay diversos métodos para crear un personaje y propone uno en particular. Dice:
Primero, defina su personaje principal. Después separe los componentes de su vida en dos categorías básicas: la interna y la externa. La vida interior de su personaje se desarrolla a partir del momento de su nacimiento hasta que comienza la película. Este proceso va moldeando el carácter. La vida externa tiene lugar desde el momento en que comienza la historia hasta que termina. (Feld, 1986: 12)
Es decir, la vida interior es lo que el personaje es por su historia personal, que no vemos pero que podemos inferir. Es la biografía.
La vida exterior es la historia que se cuenta. Es exterior en el sentido de que la estamos viendo.
En un diagrama resultaría así:



PERSONAJE
INTERIOR EXTERIOR
forma al personaje define al personaje
Biografía define acción
la motivación es personaje

Para crear su interior –su biografía- se requiere de un espíritu creador y de investigación. Sin ello, resultará inverosímil. ¿Quién es esta persona que estamos creando como si fuéramos dioses de un universo en el que somos los amos y señores? Nuestro personaje debe tener diferentes texturas, características que lo hagan único. Para ello, se necesita un compromiso con el personaje. Sin él, nada será posible. Una vez logrado esto –siempre citando a Syd Field- debemos pensar que los personajes están relacionados de tres formas:
1.- tienen un conflicto para lograr aquello que los motiva a ser, en términos de acción dramática: una motivación.
2.- Interactúan con otros personajes, de diferentes maneras, tal como quedó arriba expresado.
3.- Interactúan consigo mismos. En toda historia hay también un conflicto interior.
Mencionamos la motivación ¿pero qué es? Es una fuerza que impulsa al personaje a ser. En la vida real queremos muchas cosas y a veces no sabemos ni qué queremos. En la ficción las motivaciones se vuelven el motor fundamental que representa la razón de ser del personaje. El personaje quiere alcanzar el amor, salvar al mundo, triunfar, etc. A esta motivación se opondrán diferentes obstáculos y esto generará un conflicto, sobre el que el personaje deberá actuar. Y ése es el principio del drama: drama es conflicto. El conflicto se resuelve mediante la acción. Recordemos que el drama es una historia que se cuenta a través de la acción.
¿Pero como crear ese personaje? Syd Field (1986) propone un método que -según el mismo expresa- resulta en una de sus clases más divertidas. Comienza desde el principio, en una especie de lluvia de ideas, haciendo preguntas. ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Dónde nació? ¿Es hombre o mujer? ¿Su nombre? ¿Su edad? Ya tenemos entonces un rostro, de una edad y un sexo determinados.
Después toca crear el contexto. Esto implica conocer su entorno. Quiénes son sus padres, a qué clase social pertenecen, tiene o no hermanos. Cómo es la relación con los padres, cómo es su relación con el mundo, es sociable, solitaria, etc.
Existen fuerzas externas que presionan sobre ella, en el ámbito profesional (público), íntimo (conyugal o relaciones muy cercanas) y privado (a solas).

personaje
interno externo
biografía del personaje profesional íntimo privado

Ya que definimos todo esto tenemos que crear un conflicto al que se enfrente y que va a determinar la acción. Recordemos que el asunto de una historia se determina por la acción y el personaje.
Si creamos al personaje, crearemos también un contexto y un contenido. ¿De qué se está hablando? Entonces surgirán también puntos de vista. ¿Cuál es el mío como escritor? Ya sabré entonces a qué se está enfrentando, cuál es su conflicto y entonces ya tendré –como dice Syd Field (1986) - un “gancho” que dé un sentido a su historia.
De esta manera, iremos desarrollando su historia hasta llegar al final. Ya, a estas alturas, tendremos un personaje principal y una acción, un principio, dos puntos argumentales y una solución dramática. Con este ejercicio se pone en marcha un proceso que demuestra que la creación de un personaje genera una acción dramática que pone al descubierto una historia.
Si el personaje es histórico, el trabajo es el mismo ya que tendremos que asumir una biografía ya existente como propia y trabajar sobre ella, de la misma manera que si fuera ficción.
Tendremos entonces el tercer paradigma de Syd Field, el paradigma de personaje:

PARADIGMA DE PERSONAJE
INTERIOR EXTERIOR
forma al personaje define al personaje
Biografía define acción
la motivación es personaje
profesional íntimo privado


Ejercicios:
Conoce tu personaje. Para ello:
Escribe su biografía. Reflexiona acerca de en qué momento comienza la historia que quieres contar, es decir, cuando comienza su vida exterior.
Crea un momento de reflexión del personaje, una especie de monólogo que sirva para conocerlo en un momento de soledad. No será necesariamente utilizado en el guión.
Vacía sus características en el cuadro del paradigma de personaje.

1 comentario:

  1. Hola quería saber de dónde saca la info para citarla. Desde ya muchas gracias.

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