miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo 4. El guión. Su estructura. Sus elementos.

Capítulo 4
El guión. Su estructura. Sus elementos.
El guión es nuestra herramienta de trabajo. Sin él no hay nada. Sobre él se trabaja. Es la base para comenzar cualquier proyecto. No importa en qué medio nos desarrollemos –cine, radio, televisión, publicidad- habrá un guión. Y un buen guión es garantía de un buen resultado.
No importa en qué puesto de trabajo nos situemos, tendremos un guión en nuestras manos. Puede ser que hagamos fotografía, sonido, arte, vestuario, producción, locución, edición, lo haremos con base en un guión. Y si lo que hacemos es escribir, tendremos que llevarlo a cabo con la absoluta conciencia de que el guión estará en las manos de todos los que intervienen en el proceso. Y que eso implica un código común que sea fácilmente comprendido por todos.
¿Pero qué es un guión?
Se pregunta Syd Field (1986: 4)
¿Es una guía o un plan para hacer una película? ¿Es un plano o un diagrama? ¿Se trata de una serie de escenas narradas con la ayuda del diálogo y la descripción? ¿Son imágenes hilvanadas sobre el papel? ¿Un conjunto de ideas o el paisaje de un sueño?
Es todo eso, pero además, como apunta este autor, es una historia que se narra con imágenes en el caso del cine o la televisión. Podemos ver una película muda pero si no hay imagen deja de ser cine.
En el caso de la radio es una historia que se cuenta con sonidos, diálogos y música.
Como hemos subrayado, hay una línea narrativa básica. ¿Qué queremos contar? ¿Cuál es el cuento, la historia? Y para contarla vamos a utilizar un lenguaje según el medio para el que estemos escribiendo. A esta historia le podemos llamar fábula, trama o plot.
Agrega Syd Field (1986: 4) que el guión: “Es como un nombre, que corresponde a una persona o personas, en un lugar o lugares, que hacen ´lo suyo´ en un tiempo determinado”.
Estructura dramática
Estas sencillas definición contiene los cuatro elementos de la estructura dramática, su materia prima: personaje, acción, lugar y tiempo. Ellos se entrelazan en cualquier historia y es imposible prescindir de cualquiera de ellos.
Todos las historias requieren de un personaje, incluso cuando éste sea una fuerza de la naturaleza o un algo inanimado que se humaniza. Tiene que haber algún tipo de acción aunque sea aparentemente inexistente o en exceso abigarrada. Siempre se ubican en algún lugar o espacio. Incluso lo atemporal es un tiempo en nuestro imaginario así como el “no espacio” es un existe.
Si bien existen variaciones para el diseño de los acontecimientos en un guión, nosotros nos referiremos en particular a aquello que planteó Aristóteles en su Poética (2001) y que Robert Mckee define como diseño clásico (o arquitrama) de la siguiente manera:
El diseño clásico implica una historia construida alrededor de un protagonista activo que lucha principalmente contra fuerzas externas antagonistas en la persecución de su deseo, a través de un tiempo continuo, dentro de una realidad ficticia coherente y causalmente relacionada, hasta un final de cambio absoluto e irreversible. (2011: 67)
Este diseño clásico está presente en la mayoría de las historias. Sólo por poner algunos ejemplos, mencionemos El ciudadano Kane, Cuatro bodas y un funeral, Thelma y Louise, Shine.
Mckee encuentra otros dos tipos de diseño a los que llama diseño minimalista y antitrama.
El diseño minimalista implica que el escritor comienza con los elementos clásicos pero que los va comprimiendo a medida que transcurre la historia para constituir una minitrama. El público sale satisfecho y exclamando qué buena historia. Se caracteriza por los protagonistas múltiples, finales abiertos, el conflicto interno y un protagonista pasivo. Ejemplos de esto son: Fresas salvajes, Mi vida es mi vida, Pelle el conquistador.
En la antitrama
se contradicen los principios tradicionales para explotar, tal vez ridiculizar, la idea misma de los principios formales. Quien utiliza la antitrama (…) desea expresar con claridad sus ambiciones ´revolucionarias´, y sus películas tienden hacia la extravagancia y la exageración de su propia conciencia.” (2011: 69)
Es el caso del teatro del absurdo o historias como Hombre mirando al sudeste o Un perro andaluz.
Pese a todo, insisto, me basaré en la propuesta de Syd Fiel para explicar lo que él llama el paradigma de estructura dramática. Y lo compararé con la propuesta de Hugo Argüelles tal como queda expresado en las notas de un curso que tuve el privilegio de tomar con él. Aunque uno se refiere al cine y el otro al teatro, se pueden aplicar sus principios a cualquier tipo de guión.
Concluye este autor que la estructura dramática es “un ordenamiento lineal de incidentes, episodios o hechos relacionados que conducen a una solución dramática” (1986: 5)
Syd Fiel plantea este paradigma junto con otros dos más: el de asunto y el de personaje, a los que haré referencia más adelante.

El paradigma de estructura dramática.
Este paradigma es, en términos aristotélicos, una estructura que presenta: presentación, nudo y desenlace. Es decir, primer acto, segundo acto, tercer acto. Lo que queda expresado en una curva aristotélica o paradigma. Dice Syd Field (1986: 4)
Todos los guiones –contienen esa estructura básica. El paradigma de una mesa sería una superficie que (casi siempre) es cuadrada. (…) dentro de ese paradigma la mesa será de cualquier forma que se quiera una superficie que (casi siempre) tiene cuatro patas. El paradigma se mantiene.

Estos actos, a su vez, están integrados por escenas. Para Argüelles, las escenas se dividen en escenas altas (las de acción) y bajas (las psicológicas) y es sobre ellas que va a trabajar el guionista. Un ejemplo de una escena baja es el famoso monólogo de Hamlet que es reflexiva y muestra lo conceptual del personaje. La combinación entre estos dos tipos de escenas da el ritmo.
Pero volvamos a nuestro paradigma.
El primer acto o presentación va a comenzar con los antecedentes de la historia, que se basan en la biografía del personaje. Estos antecedentes van a contextualizar la historia y el personaje. También nos vamos a enterar de qué va a tratar. Es también el momento en el que el espectador se siente atraído por aquello que está presenciando. Al poco tiempo surge la aparición del conflicto. A este punto le llamamos arranque de la acción.
Comienza a desarrollarse el conflicto hasta que sucede el primer punto argumental que es un “incidente o suceso que se inserta en el relato y lo hace girar hacia una nueva dirección” (Field, 1986:5). Argüelles llama a este momento revelación y dice que es el dato de mayor importancia que hasta ahora se ha dado.
Abundando sobre el punto argumental, dice Catalina Murillo que es “una insospechada tercera opción” (Murillo, 2011). Puede ser provocado por una revelación o por un hallazgo. Un ejemplo magistral es cuando Edipo se entera de quién su madre y su padre y que él es el asesino de su padre. Es decir, el punto de giro toma por sorpresa al protagonista. Cita a Carrière cuando dice que es “imprevisible pero inevitable”.(Murillo, 2011)
Volviendo a nuestro paradigma, poco después del primer punto argumental ocurre el fin del primer acto. En teatro, en un esquema tradicional, la división en actos puede ser evidente. Actualmente no son muchas las obras que presentan los tres actos marcados, aunque por supuesto existen. En cine, estos actos existen aunque no se presenten de manera evidente y estén dentro del continuo de la película. En televisión funcionan para un corte comercial.
El segundo acto o nudo contiene el grueso del relato y corresponde al desarrollo del conflicto. Para Argüelles es el entrecruzamiento de todas las acciones, de todos los personajes entre sí y de sus puntos de vista, compulsiones e intereses. El conflicto se desarrolla hasta que ocurre el segundo punto argumental que nuevamente hace girar 180 grados el rumbo de la acción. Argüelles le llama peripecia al momento en que la acción se vuelve contra el protagonista y afecta a todos. Da lugar al telón del segundo acto, en las condiciones que describimos arriba para el fin del primer acto.
El tercer acto o desenlace es la solución del relato. En esta parte, para Argüelles, el autor puede ofrecer tres posibles soluciones, hasta llegar a la solución verdadera o clímax. En el clímax es dónde se resuelve el conflicto. Luego desciende la acción y se produce el anticlímax en el que se puede observar cómo se ha reestablecido el orden, alterado en el origen. En este caso estamos hablando de un final cerrado.
Sin embargo, cuando las historias concluyen en el clímax y la acción no concluye, hablamos de un final abierto. Este tipo de final deja al espectador inquieto, con la idea de que la historia no ha concluido y reflexionando.
Ejercicio: asistir a la exhibición de una película u obra de teatro y ubicar en ella los puntos del paradigma de estructura dramática.

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